La historia de Juan de Yepes y Alvarez es parecida la de Jesús: “pobre
de solemnidad” “hijo de tejedores de buratos”, huérfano y hambriento tanto que
se muere de hambre su hermano Luis…conocedor del dolor humano.
Jesús conoció el corazón del hombre no solo por su comunicación
con el Padre, esta suponía la experiencia humana de Cristo, desde la cual Jesús
miraba al cielo. Con palabras, con “Gemidos inenarrables”, porque en aquella oración
le elevaba al Padre tanto sus fuertes alegrías como sus deseos crecientes, “con
ansias en amores inflamadas”, con anhelos insatisfechos del Padre, como por las
situaciones rudas de la vida, del contexto político, socio económico que le toco
padecer, porque el pertenecía a un estatus social pobre: era el hijo del
carpintero, de la tierra de Nazareth, “de donde no podía salir nada bueno”.
Juan no escribió nada sobre sí mismo su personalidad la van a
revelar sus escritos. Llamado a la vida de Dios y profundamente enamorado de
Él.
Se dice que nació en junio de 1542, en España. El padre muere
cuando él tiene dos años, la madre viuda y pobre se va de Fontiveros a Arevalos
y luego a Medina del Campo por la necesidad que tenían de comer. Ahí ingresa a
una escuela llamada “los niños de la doctrina” la cual tenía fama de recibir a
niños huérfanos. Juan, se distingue por su fervor, amor al estudio y atención a
los enfermos, hacia mandados y junto con otros niños, iba a pedir limosna para
sostener el colegio. El dueño del colegio tenía también un hospital donde Juan
se acomoda muy bien, este mismo señor lo manda a estudiar letras con los jesuitas
y termina a los 21 años, edad a la que ingresa al Carmelo de Medina se dice que
por el amor que le tenía a la Virgen del Carmen y a la vida contemplativa.
Se mantiene ahí hasta que se encuentra con Santa Teresa y su
proyecto de reforma carmelitana los cuales darán inicio al Carmelo Descalzo…
Los escritos de Juan de la cruz en su mayoría están desaparecidos.
Sin embargo, con los que se cuenta reflejan su gran personalidad. Revelan el
mensaje de llevar a las personas a la plena unión con Dios.
“Cántico espiritual” es una canción de búsqueda mutua entre Dios y
el alma, se da el encuentro amoroso del cual surgen las aspiraciones de gloria
eterna. “el amor pone en continuo movimiento” es una canción del alma enamorada
herida interiormente por Él.
Para acercarte a esta poesía es necesario que tengas sencillez de espíritu,
narrar una experiencia de encuentro con Dios solo se puede hacer con figuras,
comparaciones y semejanzas. Así lo hace Juan, usa de las Sagradas Escrituras,
el Cantar de los Cantares. “la finalidad de Dios es que el alma se engrandezca”
pero esta alma no puede expresar el ¿cómo? tan verazmente.
te proponemos las siguientes preguntas para tu reflexión personal:
- tus practicas devocionales ¿llevan a la unión con Dios?
- ¿Cómo es tu búsqueda de Dios, Por fe o por conocimiento?
- ¿Qué pides a Dios cuando vas a su encuentro?
La poesía completa la puedes encontrar en la web “Cántico
Espiritual” de San Juan de la Cruz…
Canciones entre el alma y
el Esposo
Esposa
1. ¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido.
2. Pastores, los que fuerdes
allá por las majadas al otero:
si por ventura vierdes
aquel que yo más quiero,
decidle que adolezco, peno y muero.
3. Buscando mis amores,
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.
Pregunta a las criaturas
4. ¡Oh bosques y espesuras,
plantadas por la mano del Amado!
¡Oh prado de verduras,
de flores esmaltado!
Decid si por vosotros ha pasado.
Respuesta de las criaturas
5. Mil gracias derramando
pasó por estos Sotos con presura,
e, yéndolos mirando,
con sola su figura
vestidos los dejó de su hermosura.
Esposa
6. ¡Ay, quién podrá sanarme!
Acaba de entregarte ya de vero:
no quieras enviarme
de hoy más ya mensajero,
que no saben decirme lo que quiero.
7. Y todos cuantos vagan
de ti me van mil gracias refiriendo,
y todos más me llagan,
y déjame muriendo
un no sé qué que quedan balbuciendo.
8. Mas ¿cómo perseveras,
¡oh vida!, no viviendo donde vives,
y haciendo porque mueras
las flechas que recibes
de lo que del Amado en ti concibes?
9. ¿Por qué, pues has llagado
aqueste corazón, no le sanaste?
Y, pues me le has robado,
¿por qué así le dejaste,
y no tomas el robo que robaste?
10. Apaga mis enojos,
pues que ninguno basta a deshacellos,
y véante mis ojos,
pues eres lumbre dellos,
y sólo para ti quiero tenellos.
11. ¡Oh cristalina fuente,
si en esos tus semblantes plateados
formases de repente
los ojos deseados
que tengo en mis entrañas dibujados!
12. ¡Apártalos, Amado,
que voy de vuelo!
1. ¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido.
2. Pastores, los que fuerdes
allá por las majadas al otero:
si por ventura vierdes
aquel que yo más quiero,
decidle que adolezco, peno y muero.
3. Buscando mis amores,
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.
Pregunta a las criaturas
4. ¡Oh bosques y espesuras,
plantadas por la mano del Amado!
¡Oh prado de verduras,
de flores esmaltado!
Decid si por vosotros ha pasado.
Respuesta de las criaturas
5. Mil gracias derramando
pasó por estos Sotos con presura,
e, yéndolos mirando,
con sola su figura
vestidos los dejó de su hermosura.
Esposa
6. ¡Ay, quién podrá sanarme!
Acaba de entregarte ya de vero:
no quieras enviarme
de hoy más ya mensajero,
que no saben decirme lo que quiero.
7. Y todos cuantos vagan
de ti me van mil gracias refiriendo,
y todos más me llagan,
y déjame muriendo
un no sé qué que quedan balbuciendo.
8. Mas ¿cómo perseveras,
¡oh vida!, no viviendo donde vives,
y haciendo porque mueras
las flechas que recibes
de lo que del Amado en ti concibes?
9. ¿Por qué, pues has llagado
aqueste corazón, no le sanaste?
Y, pues me le has robado,
¿por qué así le dejaste,
y no tomas el robo que robaste?
10. Apaga mis enojos,
pues que ninguno basta a deshacellos,
y véante mis ojos,
pues eres lumbre dellos,
y sólo para ti quiero tenellos.
11. ¡Oh cristalina fuente,
si en esos tus semblantes plateados
formases de repente
los ojos deseados
que tengo en mis entrañas dibujados!
12. ¡Apártalos, Amado,
que voy de vuelo!
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