Queridas hermanas-os:
Les deseamos una ¡Feliz Navidad! Y que Dios,
nuestro Padre-Madre, les siga dando en cada momento su Gracia, su Paz y a su Hijo
querido encarnado en medio de nosotros y en nosotras para ser portadoras-es de
vida nueva en el lugar donde cada una-o nos encontramos.
Este ambiente navideño nos sitúa en torno al pesebre
de Belén, para contemplar la VIDA que quiso acampar entre nosotras-os revelándose
a los más pequeños de la tierra “los pastores” los pobres que no contaban en la
sociedad de aquel tiempo, ni en la actual. Este pequeño Niño de Belén hizo
resonar en la tierra el coro de los
ángeles proclamando: “Les anunciamos la buena noticia que será motivo de alegría
para todo el pueblo, hoy ha nacido el Salvador” (cfr Lc 2,10-11).
Celebremos la Vida poniendo nuestro barro en
las manos de Dios, para que Él, nuestro alfarero, en este nuevo año, moldee en
nosotras-os una vasija nueva para el servicio de su pueblo “los pobres y
excluidos”.
Jesús nos
dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Jn
10,10). Este Año Nuevo que comenzamos nos invita a celebrar la vida que nos
envuelve a cada hora, en cada día con sus amaneceres y sus crepúsculos, en cada
año que termina. Cronológicamente aumentamos uno, pero nos disminuye otro
para alcanzar la meta a que aspiramos ¡la vida plena en Cristo!
Pidamos con mucha FE al Señor de la Vida por
intercesión de María nuestra Madre y de tantos-as Mártires que han ofrendado su
vida, nos alcancen la Paz que tanto necesitamos en nuestros países, y que
nosotras-os mismas-os seamos portadoras-es de Paz porque “Él vive en nosotras-os”.
Unidas-os en el
amor de JESÚS, MARÍA Y JOSÉ.
un grupo de mujeres en servicio general
La que quiera ser importante entre ustedes sea su
servidora
y la que quiera ser la primera que sea su esclava.
Pues el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido,
sino a servir y a dar su vida
en rescate por todas-os. Cfr Mt 20,26b-28
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