M. TERESA PETRA DE LA CRUZ
MUCIÑO MORENO
La primera que ingresó fue la M. Manuela de la Cruz Muciño Moreno. entró el 24 de diciembre de 1893, cuando la Congregación de las Hijas del Calvario tenía apenas ocho años de fundada.
La M. Manuela era
originaria de Sta. María Nativitas, pueblo cercano a la ciudad de Toluca, Mex.
Había nacido allí el 4 de julio de 1868 y fue bautizada en la parroquia de San
Pedro y San Pablo del pueblo de Calimaya, Mex. a la que pertenecía Nativitas.
Con el bautismo recibió los nombres de Ma. Filomena de la Luz. Era primogénita
de Don Ignacio Muciño y Doña Mercedes Moreno. La posición económica y social de
su padre, era buena. A pesar de esta holgura económica de la familia Muciño,
María Filomena no pudo recibir otra instrucción que la que el tiempo, el lugar
y los escrúpulos maternos le permitieron. Sus tías, que tenían una escuelita en
el pueblo la enseñaron a leer y escribir. Aprendió también las labores
domésticas propias de su condición de mujer. Su infancia, adolescencia y
primera juventud, las pasó en un ambiente pueblerino de trabajo, tranquilidad y
piedad. Sus familiares y hermanas de la Congregación que aún viven, la
recuerdan como una persona sincera, muy
recta, sencilla, muy trabajadora y de un carácter fuerte, decidido y enérgico.
Perteneció hasta su entrada en la vida religiosa, a las Hijas de María. El P.
Tomás Moreno que era su tío, fue su director espiritual.
Su vocación se despertó
con fuerza cuando asistió a una ceremonia de las Carmelitas Descalzas de
Toluca, Mex. Posiblemente se trató de la toma de Hábito o profesión de una
amiga de María Filomena. Esta tuvo oportunidad de hablar con las madres del
Calvario que tenían una casa muy cerca de las madres Carmelitas. Después de
este suceso, hizo propósito de entrar con las Hijas del Calvario cuando fuera
mayor de edad al cumplir 25 años aunque sus padres se opusieran (Don Ignacio y
Doña Mercedes, en efecto, no querían que su hija entrara al convento). Y así lo
cumplió, pues como hemos dicho, ingresó a la Congregación el 24 de diciembre de
1893. Su entrada tuvo lugar en la casa que las Hijas del Calvario tenían en la
Ciudad de Toluca. Al salir de su casa para el convento, unas amistades le
regalaron una imagen del Niño Jesús de Praga. Cuando posteriormente se separó
de la Hijas del Calvario "alrededor de esta imagencita sentadas en el
suelo, pasaban horas trabajando o rezando".
En la Congregación de
Hijas del Calvario le pusieron el nombre de María Manuela de la Cruz. Sus
familiares recuerdan que estuvo también en la casa de Oaxaca y en la Villa de
Guadalupe.
Se dice que la M.
Manuela quedó encargada de la Congregación cuando en 1900 las fundadoras Srtas.
Larráinzar emprendieron un viaje a Roma. Entonces pasó a la casa central, en la
Ciudad de México, D.F., que se encontraba muy cerca del Carmen de México, y es
muy probable que en esta época tuvo oportunidad de conocer al P. Pedro de San
Elías, ocd., que recién llegado de España residía en este lugar, y a quien
desde entonces, tomó por director espiritual. El hecho de haber estado al
frente de la Congregación durante un año, es signo elocuente del aprecio en que
las Srtas, Larráinzar tenían a la M. Manuela y su buen desempeño le trajo la
simpatía de la Congregación. Las Fundadoras "volvieron a Roma el año 1901,
es muy probable que en esa fecha volvió también la M. Manuela a Toluca, donde
se encontraba en 1903 al llevarse a cabo la separación de las religiosas que
formaban la primera comunidad.
En la nueva
Congregación fue la primera superiora. No dejó escritos propios, pero su legado
espiritual quedó condensado en el ejemplo de su vida que permanece vivo en la
Congregación.
Las hermanas la
recuerdan como una mujer con un gran espíritu de abnegación, pobreza, obediencia, bondad, amabilidad, humildad. A
pesar de su carácter fuerte inspiraba confianza, y su presencia imponía
respeto.
Las personas que la
conocieron y trataron sobre todo los
indígenas la llamaban "mamá
grande" porque encontraban en ella caridad para los pobres.
Su estimación era
general, todas las hermanas alaban su
observancia, su modestia, su amor a la limpieza, su caridad y preferencia por
los pobres, su respeto por los superiores eclesiásticos y su gratitud. Era
muy diligente para atender a sus religiosas y remediar la necesidad que las
afligía. Murió el 17 de marzo de 1944 después de padecer durante cinco días
neumonía. Fue muy llorada por todas sus hijas, entre las cuales una expresó:
" La M. Teresa fue heroica y nos enseñó cómo se sufre y cómo se persevera":
A pesar de que ella
nunca se atribuyó el título de fundadora
era considerada como tal dentro y fuera de la Congregación.
La segunda que ingresó a la Congregación de las Hijas del Calvario fue
la M. María de la Luz del Corazón Inmaculado de María Gallardo León, lo hizo el
14 de agosto de 1894. Nació en la Hacienda de Sardinas, Salamanca, Gto., el 3
de agosto de 1867. Bautizada en la parroquia de Salamanca el día 5 de mismo mes
y año. Se le pusieron los nombres de María Dominga Nieves. Fueron sus padres
Don Francisco Gallardo y Doña Dolores León. Al nacer ella murió su madre. Sus
hermanos Soledad y Jesús contaban con 14 y 12 años respectivamente.
Su padre trabajaba como
mayordomo en la Hacienda de "Sardinas", cuando murió su esposa y
nació su hija María Dominga. De ese modo la orfandad y la pobreza rodearon
desde un principio la infancia de María Dominga. Los problemas se agudizaron
por la muerte de su padre. María Dominga contaba entonces 5 años. Doblemente
huérfana la niña quedó al cuidado de sus hermanos mayores Soledad y Jesús.
María Dominga debía
tener apenas una instrucción escolar suficiente para saber leer y escribir. Las
graves dificultades familiares por las que atravesó su infancia y adolescencia
no debieron permitirle más. El
sufrimiento precoz que tuvo que soportar debió, sin embargo, servirle de
escuela y ayudarla a madurar. Las privaciones por las que pasó influyeron
también en su salud que nunca fue sólida. La religiosidad de su familia que
participaba de la ya tradicional de los pueblos del bajío, debió ser el
principio de su vocación religiosa. En su familia se encuentran varias
religiosas y sacerdotes. Fue allí mismo en Salamanca donde probablemente
conoció a las "Hijas del Calvario". Estas religiosas tenían allí
desde 1890 una escuela gratuita.
Por entonces tenía de
confesor y director espiritual al P. Toribio Muñoz sacerdote diocesano, que le
insistía que ya era tiempo de tomar estado, pues ya tenía 27 años de edad. Ella
optó por meterse monja aprovechando la visita de las religiosas del Calvario
que buscaban vocaciones. Sus familiares recuerdan que su ingreso tuvo lugar en
la Ciudad de México el 14 de agosto de 1894.
Al ingresar a la
Congregación del Calvario le cambiaron el nombre por el de María de la Luz del
Inmaculado Corazón de María. Se ignora donde pasó el tiempo de postulantado y
noviciado. Sus familiares recuerdan que estuvo en las casas de Toluca, en el
asilo de la villa de Guadalupe y en la casa central donde era superiora local al momento de la
separación en 1903.
La M. María de la Luz
era de carácter bondadoso, prudente,
inclinada a la piedad, humilde y alegre. Las Srtas. Larráinzar la debieron
tener en mucha estimación ya que le habían confiado cargos de responsabilidad,
María de la Luz era una de las que las Srtas. Larráinzar preparaban para
mandarla a la fundación de Tívoli, Italia.
Tampoco ella dejó
escritos propios, pero con el testimonio de su vida enriqueció la
espiritualidad de la Congregación. Se le recuerda por su vida abnegada y
sacrificada, muy recta en todas sus acciones, siendo su único móvil el servicio de Dios y la salvación de las
almas. Siempre buscaba para alentar y consolar a la que veía sufrir,
ayudaba en los trabajos rudos, que le eran siempre preferidos. Fue siempre muy
observante en el cumplimiento de sus deberes religiosos, tenía una devoción muy
especial al Niño Jesús de Praga.
Por su carácter
sencillo, humilde y caritativo acudían a ellas las hermanas en busca de apoyo y
consuelo. En estos casos, como en la época en que fue maestra de novicias,
procuraba consolar y aconsejar diciendo algunas frases que aún se recuerdan:
"Donde hay conformidad no se padece" "Vamos aquí camino de la
cruz" "Sea por amor de Dios todo cuanto padecemos"
"Paciencia, paciencia para ganar el cielo necesitamos mucha
paciencia".
Murió el 27 de julio de
1940 después de recibir los últimos sacramentos, al recibir la comunión su
rostro se transformó. Su agonía fue con una paz conmovedora que dejó edificadas
a todas las religiosas que se encontraban con ella. Antes de morir abrió muy
bien sus ojos, miró a toda la comunidad allí reunida y los cerró en paz.
M. SOLEDAD DE
LA PASIÓN PÉREZ BISUETO
La tercera se llamaba M. María
Ignacia de los Tres Clavos de Cristo, Pérez Bisurto. Ingresó a la
congregación de Hijas del Calvario en fecha desconocida, aunque consta que para
febrero de 1899 ya se encontraba en ella. Nació en Jalapa, Ver., el año 1865.
Recibió el bautismo el primero de febrero de dicho año. Se le dieron los
nombres de María Martina Ignacia. Sus padres D. Gabriel Pérez y Dña. Josefa
Bisueto parece que eran de escasos recursos económicos y no pudieron dar a Ma.
Ignacia sino una preparación escolar rudimentaria. Sabía leer y escribir. Era alegre e inocentemente juguetona, muy
amante del trabajo y de una piedad sencilla, constantemente practicada.
Desconocemos en qué casas del Calvario estuvo. Mientras vivió allí, su trabajo
consistió en colectar limosnas, cosa que hacia con mucha fidelidad y
dedicación. Se encontraba probablemente, en la casa central de la Congregación
cuando tuvo efecto la separación en 1903. En la nueva Congregación se llamó Soledad de la Pasión, fue la última de
las cuatro fundadoras en morir. Prestó sus servicios no sólo procurando las
ayudas de las bienhechoras, lo cual hizo durante muchos años, sino también como
superiora de algunas casas y consejera general. Cuando los años entorpecieron
sus habituales actividades, se le dejó en la casa central en donde sobre todo
se dedicaba a orar por todos, especialmente por la Congregación. Con el buen
humor que no pudo arrebatar la ancianidad, ayudaba a sus hermanas a sobrellevar
las penas de cada día. Sus gracejos y su hablar lleno de gracia hacía que las
demás buscaran su conversación. De la M. "Cholita", como
cariñosamente se le llamaba, todos los recuerdos coinciden en señalar su caridad, su oración, su amor al trabajo,
su buen humor, su sencillez y humildad. Era un alma grande entregada a Dios y
sufrida. Se caracterizó por su amor al trabajo arduo, duro, sacrificado y
rutinario como era el encargarse de proveer a la comunidad de la despensa.
Así sencillamente,
como había vivido, dejó este mundo la M. Cholita el día 1 de enero de 1961.
M. ANTONIA
DEL ESPIRITU SANTO VELAZQUEZ MENDEZ
Las tres mencionadas hasta aquí eran profesas en la Congregación de
Hijas del Calvario. Junto con ellas salieron dos profesas más y tres novicias o
postulantes entre ellas Ma. de Jesús Velázquez, que fue quien perseveró en la
nueva comunidad, y ha pasado a la historia como fundadora.
Era originaria del
pueblo "El Hospital", Coatepec Harinas, Méx., donde había nacido el 5
de septiembre de 1875. Dos días después fue bautizada en la parroquia de la
Asunción de Coatepec. Se de dió en nombre de Regina Donaciana. Sus padres fueron José Sotero Velázquez y Ma. de
Jesús Méndez.
Al quedarse viuda su
madre contrajo nuevo matrimonio, y entonces Donaciana pasó a vivir con un
hermano de su madre que se encontraba casado con dos hijas. Desde entonces
Donaciana consideró a esta familia como la suya, y le profesó un profundo
cariño.
El pueblo El Hospital
tenía una escuelita donde se impartía la enseñanza elemental. De carácter apacible, alegre, de índole
piadoso, se reflejaba en su semblante siempre
sonriente. No se conocen detalles del despertar de su vocación, pero se
asegura que cuando tenía 26 años de edad, la M. Manuela Muciño que
probablemente estaba en la casa de las Hijas del Calvario de Toluca, llegó al
pueblo El Hospital, a visitar a unas personas conocidas en busca de ayuda
económica y entonces Donaciana que quería ser religiosa se fue con ella. Su
ingreso probablemente, tuvo lugar en la
casa de Toluca, el mes de junio de 1902. De esta casa debió salir junto con la
M. Manuela Muciño para formar parte de la nueva comunidad, en 1903. Era todavía
novicia.
En la nueva
Congregación tomó el nombre de Antonia
del Espíritu Santo. Fue durante mucho tiempo maestra de novicias, consejera
general y superiora de varias comunidades. Quienes la conocieron aseguran: "que jamás se le vio impaciente en
todos los momentos de su vida tristes o alegres, duros o amargos; siempre tenía
la sonrisa en sus labios, para sus novicias no tuvo más que buenos ejemplos y
amor maternal" También recuerdan que les decía: "que una Carmelita debe ser muy mortificada y callada y dar
ejemplo en todo".
Era muy humilde y sufrida. Se le recuerda como
buena maestra "Tenía mucha iniciativa para usar material didáctico en
medio de nuestra pobreza. Todas acudían a ella, en los primeros tiempos, para
cualquier orientación de clase. Su vida la pasó oculta".
Las frases que de
ella se recuerdan son "Hay que ser siempre humildes y sencillas".
"Es mejor hablar con Dios que de Dios". De voz suave y carácter
apacible será recordada especialmente por su sonrisa y su piedad sencilla y
alegre.
El día 13 de febrero
de 1946, un fatal accidente privó de la vida a la Madre Antonia. Ese día, como
a las cuatro y media de la tarde, la Madre "Toña", como cariñosamente
la llamaban, salió de la casa para comprar carbón que necesitaba para hacer las
hostias. Al pasar la calle vio que venía un caballo desbocado. Ella procuró
pasar rápido y lo logró antes de que llegara el animal. Sin embargo, éste se
devolvió y subiéndose a la acera la arrolló. El médico que acudió de inmediato
mandó que no se moviese permaneciendo en el lugar del accidente. Llegó también
el Señor Cura, D. Arturo Vélez y pudo administrarle los últimos sacramentos.
Pasados cuarenta y cinco minutos de la media noche, murió. A su lado se
encontraba el Señor Cura, el médico, el Presidente municipal y sus Hermanas de
comunidad.
Su muerte fue muy
sentida por todo el pueblo ‑San Bartolo, Mex.‑, donde ella pasó muchos años de
su vida. Al morir tenía 69 años de edad.