¡Ey!
¿Quieres saber cómo tener una buena confesión?
Seguramente
estas nervioso-a por lo que le dirás al cura, ya tiene un buen que no te acercas, quieres estar bien con Dios pero no
sabes cómo empezar…
El
pecado es como tener una herida de la cual a veces no quieres sanar. Jesús como buen
médico quiere curarte porque ha venido para los que necesitan salud y no para
aquellos que se creen sanos.
Aparten el pecado no solo se refiere a hacer cosas que están prohibidas y que generalmente tienen que ver con la sexualidad.
Recuerda, antes que tuvieras la iniciativa de buscar a Dios ya desde antes Él te
buscaba a ti, te miraba con ojos de amor, porque eres su hijo-a muy amado-a. Le
duele que no sientas en tu vida su abrazo de amor y agradece infinitamente que
nuevamente quieras darle la oportunidad de estar cerca de ti.
La
confesión te hace volver a sentir la gracia de Dios y seguir en el camino de la mano
con Él. Solos no podemos nada pero con Él lo podemos todo.
No
esperes grandes cosas de este encuentro que tendrás con Jesús a través del
sacramento de la Reconciliación, no le pongas condiciones, muéstrate como eres
haciéndote responsable de las cosas que has hecho y que en muchas ocasiones
perjudican a los demás o al Cosmos, este planeta tan bonito que se nos ha regalado y convivir sanamente con él.
Reza
la siguiente Oración de Preparación
¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,
Por tu gran compasión borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa
Y purifícame de mi pecado!
Tú amas la sinceridad del corazón
Y me enseñas la sabiduría de mi interior.
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
Y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia
Ni retires de mí tu Santo Espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
Que tu espíritu generoso me sostenga.
Abre
mis labios, Señor,
Y
mi boca proclamará tu alabanza.
Piensa si en tu vida
como joven o adulto-a tienes algún apego desordenado a alguna persona u objeto que no te
permite seguir creciendo en dignidad de hijo de Dios…en qué fallaste, que no te
gustó de esa acción que realizaste, que cosa no hubieras querido hacer pero a
fin de cuentas la hiciste.
Piensa si eres una persona reconciliadora, es decir, si en tu convivencia con los demás transmites
paz y comprensión a quienes te rodean; o si eres, por el contrario, motivo de
pelea y desunión.
Hay algo que le esté haciendo daño a tu salud física o emocional, lo sabes y permites que te siga afectando...
Es importante tener en cuenta
que el volver a Jesús no se conquista de una vez para siempre. Al contrario, es
un proceso que dura toda la vida.
Esto es todo…¡¡Estas
listo-a!!
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